Calle del Coso. Iluminada por el sol, la fachada del Colegio de Santa María, al que asistí durante mi infancia con ausencia total de coches.
La casa de mis padres estaba situada en la calle Ronda de Baños y la de mi tía Pilar en la calle Ferrenal. Entre ambas, una calle más larga las unía, era la calle del Coso. Casi al final de la misma se hallaba mi colegio. Era un colegio de monjas donde las clases de las niñas estaban separadas de las clases de los niños. En invierno en Jaca nieva mucho y en aquellas épocas de mi niñez recuerdo como hacían caminos, verdaderos desfiladeros de nieve para mi estatura de niño de cinco ó seis años que recorrían el centro de todas las calles con derivaciones hacia las puertas de las casas, de manera que cuando salías de casa te metías en un desfiladero de nieve, pues la altura de ésta superaba el metro y medio y yo no llegaba aún a esa estatura. Por eso, cargado con un buen abrigo, un gorro, guantes y la cartera colgada a la espalda, salía cada día de mi casa hacia el colegio, siguiendo el desfiladero que se interrumpía, como he dicho antes, por derivaciones a cada una de las puertas de la calle del Coso. Cuando llegaba a la derivación del colegio, simplemente la tomaba y me llevaba a la escalinata del hall de entrada. A veces, la situación duraba toda una semana y la verdad es que era bien bonito y es un recuerdo que tengo imborrable el ir al colegio y volver a mi casa por un desfiladero de nieve más alto que yo, donde sólo podía ver a veces los tejados o pisos altos de las casas y el cielo intensamente azul o blanco, según el día.
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