Calle del Coso en su cruce con la calle Ferrenal. La fachada iluminada por el sol es del Colegio de Santa María. Como es usual en el mundo moderno, los coches afean la fotografía aunque en este caso le da una nota de color.
En este colegio, recuerdo que cuando te portabas mal en clase, uno de los castigos favoritos de las monjas era ponerte de rodillas en la clase de las chicas, en frente de todas ellas. En algunas ocasiones los castigos eran un tanto desalmados pues no sólo te ponían de rodillas sino que colocaban un garbanzo debajo de cada rodilla y te hacían poner los brazos en cruz y colocaban un libro en cada palma de la mano. Pero la verdad es que yo me lo pasaba muy bien y el castigo que realmente me asustaba era cuando alguna vez me habían metido en el cuarto del carbón, encerrado y a oscuras. No recuerdo el nombre de la hermana que nos castigaba, era alta y delgada, pero había otra, bajita de estatura, que se llamaba la hermana Victoria y era muy cariñosa.
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